¿Conoces este término? ¿Lo has experimentado alguna vez? ¿Por qué está tan ligado al concepto de trauma? Cristina Sainz nos introduce brevemente este y otros conceptos relacionados en la siguiente entrada.
Este concepto hace referencia a la vivencia de desconexión entre elementos que, normalmente, se encuentran asociados entre sí. Así, podemos encontrar muchas modalidades en las que experimentar disociación: en la memoria, percepción, conciencia, identidad…
Cabe señalar que todas las personas podemos experimentar, en determinados momentos de nuestra vida, la disociación en cualquiera de sus formas. Este fenómeno consta de un amplio espectro, que iría (técnica y teóricamente), desde pequeñas desconexiones con el entorno (en clase, viendo una película, escuchando música…) hasta el denominado trastorno de identidad disociativo (que no es más que alteraciones en la conexión en aspectos relativos a la identidad de la persona).
¿Alguna vez te has sorprendido porque tienes manos? ¿Te has mirado al espejo y no te has reconocido? ¿Has sentido tu voz como ajena? ¿Percibes el exterior como algo difuso y distante? ¿Has notado extrañeza y/o no recuerdo de algunos aspectos de tu identidad?
La disociación puede trascurrir con despersonalización, desrealización, somatización, fugas disociativas… Todas estas pueden darse como respuestas adaptativas de nuestro cuerpo ante una situación de gran impacto emocional (accidente, agresión, pérdida…). Sin embargo, ¡no tengo por qué vivir una de estas experiencias para experimentar este fenómeno, ni siempre se da como una respuesta inmediata!